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Viaje a la España Pequeña

Por lo general, este viaje proveyó la oportunidad de ver la vida española en un pueblo en contraste a la de la ciudad de Madrid. Por eso, no estoy exactamente seguro por que fuimos al bosque protegida. Estuvo más o menos bueno para andar un poquito y ejercitarnos, pero no estoy seguro que todos nosotros supiéramos la razón que estábamos allí. Todo el tiempo que subimos la motaña en el autobús (o autocar, dependiendo en su profesor de comunicación española), observé que la calle fue solamente centimetros más amplia que el autobús mismo y tuve un poquito miedo para mi vida. Después de un almuerzo excepcional (que me hizo curioso para ver otras comidas que Middlebury van a pagar por – posiblemente en Bilbao), anduvimos por el pueblo como grupo. Durante la siesta, San Martín de Valdeiglesias pareció abandonado. Aunque solamente es pueblo de cuatro mil personas (más o menos), no hubieron más que tres personas aparte de nosotros en las calles. Este fue ejemplo perfecto de lo que quiero decir por “la guardia vieja” y su aplicación de la siesta. Fue como si la vida ha terminada por unas horas. La historia de la iglesia y como recibió su nombre (algo que no puedo recordar ahora – el nombre del santo de milagros) fue interesante, y también el viaje por la bodega de Don Álvaro de Luna fue una experiencia divertida. Por lo general, me sorprendí mucho que la siesta podía tener tal efecto en un pueblo, pero ahora me doy cuenta de es probalamente más dificil dejar las tradiciones y costumbres viejas en un lugar que es tan aislado del resto del mundo de tecnología, etc.

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